CENIZA SON MIS LABIOS |
En su oscuro principio, desde
su vacilante estirpe, cifra inicial de Dios, alguien, el hombre, espera. Turbador sueño yergue su noticia opresora ante la furia original de la que el cuerpo es hecho, ante su herencia de combate, dando vida a secretos quemados, a recónditos signos que aún callaban y pugnan ya desde un deseo mísero para emerger hacia canciones, mudo dolor atónito de un labio, el elegido, que en cenizas transforma la interior llama viva de lo humano. Quizá sólo para luchar acecha, permanece dormido o silencioso buscando, besando el terso párpado rosa, el pecho inextinguible de la muchacha amada, quizá sólo aguarda combatir contra esa mansa lágrima que es letra del amor, contra aquella luz aniquiladora que dentro de él ya duele con su nombre: belleza. Allí en el torpe sueño todos los simulacros de la fe consume, difunde apenas con fugaz certeza, unitivo rescoldo de sus vivientes brasas. En tanto el hombre lucha: existe, traduce la armonía furtiva del azar, bebe en los borbotones de su tiempo, se confina en la fiebre donde afloran su linaje, su origen, su imposible destino de buscador de Dios, de elegido que espera, ahora, todavía, encender la ceniza de sus labios. |
CABALLERO BONALD, JOSÉ MANUEL |
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