RAYUELA (II)
El libro tiene tanta chicha que
no se puede hablar de él en un solo post (bueno, los de Jot Down sí pueden
porque son los reyes del artículo de 20 páginas, pero yo no soy más que una
modesta comentarista de barrio). Por lo tanto, en este segundo post, va un poco
más de información sobre el contenido en sí:
La estructura de la novela
Como dice el autor, Rayuela es un
libro que se puede leer de varias maneras. Yo, sinceramente, recomiendo la
lineal por lo menos la primera vez. (Hay gente que dice que la ha leído
eligiendo capítulos al azar y que le ha encantado, pero yo no me fiaría mucho
de esa gente).
Dicen que Cortázar era un
apasionado del jazz (de su libertad de formas, su anarquía) y esta misma
estructura (o más bien, no-estructura) se puede ver en la novela. El tono es de
monólogo interior y permite centrarse en la psicología de los personajes más
que en la acción. Esto dicho así, asustaría a cualquiera, pero repito una vez
más: este libro se merece una oportunidad.
Se trata de la primera novela
calificada como surrealista. Cortázar, quería hacer la antinovela (o
contranovela, como la llamó después) y hacer que fuera el lector quien
participara leyendo. Por eso, muchos de los capítulos se pueden leer en
cualquier orden, algunos tienen juegos para el lector, faltas de ortografía...
La historia
“Del lado de allá”
Horacio Oliveira es un argentino
exiliado en París. Tiene una relación con La Maga (Lucía, una chica uruguaya),
que es su antítesis: Horacio es el desarraigo, La Maga podría encontrar su
hogar en el palo de un gallinero; Horacio es culto, La Maga se pierde en las
conversaciones que tiene con sus amigos; Horacio es calculador y racional, La
Maga vive en el momento. Su figura está presente durante el resto de la novela,
como una imagen que perseguir, como si fuera su punto de referencia.
La soledad y el desarraigo de
Horacio se hacen patentes en algunos episodios de esta parte que me parecen
tremendos, a falta de un adjetivo mejor: el atropello del anciano, la terrible
escena con Mme. Trepat y ese desfile de perdedores intentando escapar de su
miserable vida, su experiencia viviendo en la calle, una vez que ha perdido a
La Maga. Incluso la muerte de Rocamadour, tan sin querer, tan mal llevada, nos
hacen un retrato del protagonista.
“Del lado de acá”
Mi parte favorita y menos pedante
(o es que una ya se ha acostumbrado y empieza a pensar a lo grande).
Horacio vuelve a Buenos Aires y
se reencuentra con un antiguo amigo suyo, Traveler y su mujer Talita, y empieza
a trabajar con ellos en un circo. En poco tiempo, Horacio se vuelve
omnipresente para la pareja, no les deja en paz. Parece como si quisiera estar
en el lugar de Traveler, como si quisiera estar casado con Talita (que le
recuerda a La Maga). Todo esto confluye en la curiosa escena del tablón entre
las dos casas, en la que Horacio le pide a Talita que le pase clavos y yerba
para su mate. Al final del capítulo queda claro el nivel de intromisión de
Horacio en la vida del matrimonio y su deseo de controlarles.
Más adelante, el dueño del circo
lo vende y compra un psiquiátrico, donde empiezan a trabajar los tres. El
psiquiátrico es el escenario perfecto para mostrar el desarraigo, la soledad y el
sinsentido que es la vida. El hecho de que se junten a beber cerveza en el
depósito de cadáveres, el único sitio fresco del edificio, dice mucho de la
insensibilidad hacia lo humano.
Ya en la escena final, totalmente
surrealista, Horacio, parapetado en su habitación y con la paranoia de que
Traveler va a subir a matarle (porque él ha intentado besar a Talita unos
minutos antes), intenta tirarse por la ventana. Unos instantes antes ha creído
ver a La Maga, pero es Talita caminando sobre una rayuela.
“De todos lados”
Las conclusiones a las distintas
historias se pueden leer en los capítulos prescindibles de la tercera parte “De
todos lados”. Esta parte y el libro mismo terminan narrando el episodio en que
Horacio visita a Morelli en el hospital, donde este le pide a aquel que vaya a
su apartamento y organice sus notas mientras se recupera. La mayor parte de
estas notas son inéditas, y Oliveira no solo considera un gran honor hacer este
trabajo, sino también cree que es probablemente su mejor oportunidad de
alcanzar el noveno cuadro de su rayuela espiritual, emocional y metafísica
(Wikipedia). Si tenemos en cuenta que Morelli es supuestamente el álter ego de
Cortázar, podremos hacernos una idea de la imagen que el autor tenía de sí mismo.
MeryNot
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