viernes, 4 de octubre de 2013

RAYUELA (II)

RAYUELA (II)

El libro tiene tanta chicha que no se puede hablar de él en un solo post (bueno, los de Jot Down sí pueden porque son los reyes del artículo de 20 páginas, pero yo no soy más que una modesta comentarista de barrio). Por lo tanto, en este segundo post, va un poco más de información sobre el contenido en sí:

La estructura de la novela
Como dice el autor, Rayuela es un libro que se puede leer de varias maneras. Yo, sinceramente, recomiendo la lineal por lo menos la primera vez. (Hay gente que dice que la ha leído eligiendo capítulos al azar y que le ha encantado, pero yo no me fiaría mucho de esa gente).

Dicen que Cortázar era un apasionado del jazz (de su libertad de formas, su anarquía) y esta misma estructura (o más bien, no-estructura) se puede ver en la novela. El tono es de monólogo interior y permite centrarse en la psicología de los personajes más que en la acción. Esto dicho así, asustaría a cualquiera, pero repito una vez más: este libro se merece una oportunidad.

Se trata de la primera novela calificada como surrealista. Cortázar, quería hacer la antinovela (o contranovela, como la llamó después) y hacer que fuera el lector quien participara leyendo. Por eso, muchos de los capítulos se pueden leer en cualquier orden, algunos tienen juegos para el lector, faltas de ortografía...

La historia

“Del lado de allá”
Horacio Oliveira es un argentino exiliado en París. Tiene una relación con La Maga (Lucía, una chica uruguaya), que es su antítesis: Horacio es el desarraigo, La Maga podría encontrar su hogar en el palo de un gallinero; Horacio es culto, La Maga se pierde en las conversaciones que tiene con sus amigos; Horacio es calculador y racional, La Maga vive en el momento. Su figura está presente durante el resto de la novela, como una imagen que perseguir, como si fuera su punto de referencia.

La soledad y el desarraigo de Horacio se hacen patentes en algunos episodios de esta parte que me parecen tremendos, a falta de un adjetivo mejor: el atropello del anciano, la terrible escena con Mme. Trepat y ese desfile de perdedores intentando escapar de su miserable vida, su experiencia viviendo en la calle, una vez que ha perdido a La Maga. Incluso la muerte de Rocamadour, tan sin querer, tan mal llevada, nos hacen un retrato del protagonista.

 “Del lado de acá”
Mi parte favorita y menos pedante (o es que una ya se ha acostumbrado y empieza a pensar a lo grande).

Horacio vuelve a Buenos Aires y se reencuentra con un antiguo amigo suyo, Traveler y su mujer Talita, y empieza a trabajar con ellos en un circo. En poco tiempo, Horacio se vuelve omnipresente para la pareja, no les deja en paz. Parece como si quisiera estar en el lugar de Traveler, como si quisiera estar casado con Talita (que le recuerda a La Maga). Todo esto confluye en la curiosa escena del tablón entre las dos casas, en la que Horacio le pide a Talita que le pase clavos y yerba para su mate. Al final del capítulo queda claro el nivel de intromisión de Horacio en la vida del matrimonio y su deseo de controlarles.

Más adelante, el dueño del circo lo vende y compra un psiquiátrico, donde empiezan a trabajar los tres. El psiquiátrico es el escenario perfecto para mostrar el desarraigo, la soledad y el sinsentido que es la vida. El hecho de que se junten a beber cerveza en el depósito de cadáveres, el único sitio fresco del edificio, dice mucho de la insensibilidad hacia lo humano.

Ya en la escena final, totalmente surrealista, Horacio, parapetado en su habitación y con la paranoia de que Traveler va a subir a matarle (porque él ha intentado besar a Talita unos minutos antes), intenta tirarse por la ventana. Unos instantes antes ha creído ver a La Maga, pero es Talita caminando sobre una rayuela.  

“De todos lados”
Las conclusiones a las distintas historias se pueden leer en los capítulos prescindibles de la tercera parte “De todos lados”. Esta parte y el libro mismo terminan narrando el episodio en que Horacio visita a Morelli en el hospital, donde este le pide a aquel que vaya a su apartamento y organice sus notas mientras se recupera. La mayor parte de estas notas son inéditas, y Oliveira no solo considera un gran honor hacer este trabajo, sino también cree que es probablemente su mejor oportunidad de alcanzar el noveno cuadro de su rayuela espiritual, emocional y metafísica (Wikipedia). Si tenemos en cuenta que Morelli es supuestamente el álter ego de Cortázar, podremos hacernos una idea de la imagen que el autor tenía de sí mismo.

MeryNot

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