Cuando era niña, para ayudarla a superar la muerte de su padre, a Blanca su madre le contó un cuento chino. Un cuento sobre un poderoso emperador que convocó a los sabios y les pidió una frase que sirviese para todas las situaciones posibles. Tras meses de deliberaciones, los sabios se presentaron ante el emperador con una propuesta: «También esto pasará.» Y la madre añadió: «El dolor y la pena pasarán, como pasan la euforia y la felicidad.» Ahora es la madre de Blanca quien ha muerto y esta novela, que arranca y se cierra en un cementerio, habla del dolor de la pérdida, del desgarro de la ausencia. Pero frente a este dolor queda el recuerdo de lo vivido y lo mucho aprendido, y cobra fuerza la reafirmación de la vida a través del sexo, las amigas, los hijos y los hombres que han sido y son importantes para Blanca, quien afirma: «La ligereza es una forma de elegancia. Vivir con ligereza y alegría es dificilísimo.»
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lunes, 1 de junio de 2015
sábado, 22 de marzo de 2014
Reseña de " Las armas y las Letras" de Andres Trapiello.
LAS ARMAS Y LAS LETRAS
Después de reiterarse este título en las recomendaciones
de amigos con los que comparto gustos literarios; saber, que fue la primera
edición de este libro la que ayudo a resucitar literariamente al autor Chaves
Nogales, fue quizá la razón más determinante para decidirme a leerlo.
Casualmente, unos días después de comprarlo tuve la oportunidad de conocer a su
autor, Andres Trapiello, en un encuentro literario en el Café Gijón organizado
por Sanchez Dragó. Su genuina humildad, su erudición y su sentido del humor me
conquistaron. Recomiendo especialmente la lectura de su blog: “Hemeroflexia”.
La obra es un manual de la
literatura concebida durante y sobre la guerra civil española. Un momento histórico
terrible, sin embargo una época dorada en cuanto a la coexistencia de un alto número
de intelectuales y escritores ilustres. La generación del 98, la del 14 y la
del 27, entre muchos otros artistas incatalogables, vivieron de distinta manera
y desde distintas posiciones la sublevación de los rebeldes y el estallido de
la guerra civil. Muchas de las posiciones de los protagonistas de la obra vinieron
determinadas por el lugar en que les sorprendió la guerra. Otros muchos fueron
utilizados como voceros y herramientas de propaganda por ambos bandos.
Trapiello realza la valía , y sobre todo la valentía , de los
que representaron esa “tercera España”. Esa que encarnaba una tercera vía
entre el fascismo y el comunismo, entre la reacción y la revolución. Liberal y
moderada, no sometida a los extremismos. Todos los escritores que pueden incluirse en este epígrafe,
fueron denostados y perseguidos por ambos bandos. Doblemente castigados por
las masas sedientas de sangre y fuego, e incapaces de empuñar las armas,
lucharon y se defendieron con sus letras. La mayoría de ellos optaron por el
exilio y los que se quedaron se vieron constreñidos a un “exilio interior” igualmente aniquilador.
Tampoco oculta el autor de este ensayo
(aunque es dudosa la calificación de esta obra como tal) la admiración y el
respeto que le causan personajes como Unamuno, Azaña, Antonio Machado, Juan
Ramon Jimenez o Morla Lynch. El capítulo dedicado a Unamuno, recoge el célebre
incidente en el paraninfo de la Universidad de Salamanca con Milan Astray y su inolvidable
“Venceréis pero no convenceréis”.
La descripción de Azaña, a mi
parecer, sin disentir en cuanto a su valía intelectual quizá se
quede algo corta en cuanto a su responsabilidad en los lamentables hechos que precedieron a la
caída de la república y el levantamiento militar.
Entrañable es la historia del trágico
final de Antonio Machado y el viaje que realiza su hermano Manuel hasta
Colliure, para llorar doblemente a su hermano y a su madre que moriría solo días
después de fallecer Antonio.
La otra cara de la moneda la
representan Alberti, Teresa Leon, Cela, Gimenez Caballero o Pablo Neruda , entre
otros personajes, a los que resulta imposible ver con los mismos ojos tras leer
las anécdotas recogidas en el libro y que ponen de manifiesto ( asumiendo que
tales historias sean ciertas) su mezquindad e impostura durante la guerra civil.
Muy interesante el capítulo dedicado
a los escritores que el camino del exilio condujo hasta Paris, ciudad que acogió a Pio Baroja,
Ortega y Gasset, Gregorio Marañon, Menendez Pidal y Perez Ayala entre otros
muchos ilustres españoles. Es de un interés histórico importante
la ambigüedad política de estos intelectuales que, a pesar de representar el máximo
exponente de los valores liberales y haber sido defensores de la llegada de la república, llegaron a manifestar su simpatía por el General Franco ( curioso es el dato que muchos de ellos tenían algún hijo luchando con el bando nacional.); no sabemos si debido a un cobarde oportunismo o a un sincero convencimiento
de que en dicho momento un régimen militar era la única salvación para una
España convulsa y maltrecha tras los nefastos últimos años de la república. Quizá la respuesta este en el discurso de Ortega en la opera de Madrid en el 31 y su famosa afirmación " No es eso, no eso" en clara alusión al declive republicano.
El libro no escatima en datos,
desempolva la obra de cientos de autores que cayeron injustamente en el olvido,
como Clara Campoamor o Chaves Nogales y un largo etcétera. En una época en las
que los ideales extremos y la política intentaron acallar la fuerza y la
belleza de la poesía pura, este manual nos recuerda que el arte como expresión del
espíritu es inexpugnable.
Retumban en mis oídos las palabras de Machado, que sintetizan magistralmente el pensamiento de los que han sido encumbrados como vencedores morales de aquella guerra fratricida:
Retumban en mis oídos las palabras de Machado, que sintetizan magistralmente el pensamiento de los que han sido encumbrados como vencedores morales de aquella guerra fratricida:
“Quizá, después de todo, nunca aprendimos a hacer la guerra. Además carecíamos
de armamento. Pero no hay que juzgar a los españoles demasiado duramente. Esto
es el final; cualquier día caerá Barcelona. Para los estrategas, para los políticos,
para los historiadores todo está claro: hemos perdido la guerra. Pero
humanamente, no estoy tan seguro….Quizá la hemos ganado”.
Si en el colegio nos enseñaran a
estudiar la historia de la literatura de la forma en la que nos la presenta
Andres Trapiello, quizá resurgiría el amor a las letras en un país que parece
no valorar su inestimable patrimonio cultural y literario. “Somos” en gran medida por lo que
“fuimos”, por eso es fundamental conocer nuestra historia y disfrutar de nuestra literatura.
Violeta
lunes, 9 de diciembre de 2013
" Abel Sanchez" de Miguel Unamuno
Debo reconocer que nunca había leído nada de Unamuno. Hace
unos días, recorriendo las estanterías de “La Central" de Callao y haciendo
acopio de libros como si fuera a refugiarme en un bunker, encontré esta breve novela.
Leí la contraportada y generó inmediatamente mi interés.
Debo reconocer también qué no he podido parar de leerlo
hasta acabarlo (lo cual me ha llevado escasos
dos días) y que su lectura me ha generado bastante agitación interna.
Es una revisión literaria del mito bíblico de Caín y Abel. El escenario es una España ( sin especificar
fecha ni lugar) tremendamente “ cainita”
a ojos del autor. La envidia, que dicen las malas lenguas es el deporte
nacional español, es el tema central de la obra.
Joaquin Monegro, el protagonista, ha vivido siempre a la
sombra de su amigo de la infancia, Abel Sanchez. Éste siempre ha suscitado la simpatía
y la admiración de los demás, sin aparentar esforzarse en ello, mientras que Joaquín
creyendo tener más talento y méritos que su amigo cree que Abel le arrebata toda
la gloria que le pertenece y que además lo hace a conciencia. Joaquin es hombre de ciencia, Abel es artista. Eterno conflicto.
En todas las
tragedias hay siempre una mujer. En esta también. Aunque en esta historia la pasión más fuerte es esa
envidia maltrecha y purulenta que siente el infeliz del protagonista. Un odio
que emponzoña su vida, que le impide
amar, disfrutar y desarrollarse como científico. El propio Joaquín es
consciente que el odio y la envidia que siente parten de una falta de amor propio. No es posible querer a nadie, si
uno no se quiere a sí mismo.
Los temas sobre los que reflexiona el autor, son los temas
recurrentes en la obra de Unamuno: la lucha interior del hombre, la
multiplicidad de la personalidad, el conflicto religioso, la inmortalidad del
alma, la fama como perpetuación del
nombre, el arte frente a la ciencia, la mujer esposa-madre.
En la historia se humaniza a Caín, se ahonda en la causa y
el origen del primer fratricidio, en la dualidad de todo ser humano. Uno llega a sentir verdadera compasión por el Caín
de Unamuno y una inmensa angustia por la violencia que exhuma su envidia y su
odio. Causa cierta desazón la irreductibilidad del sentimiento, que el propio
protagonista teme que pueda sobrevivirle una vez muerto. Si el amor no es
eterno el odio parece serlo. Nuestras pasiones nos aprisionan y nos destruyen,
ya sea el odio desmesurado, ya el afán de gloria o la obsesión por aquel o
aquella que nos desprecia.
Sin embargo, tal y como dice el autor a través de su
personaje, “No es lo peor no ser querido, lo peor es no
poder querer”. Así el autor nos da la
pista de que el único antídoto es el amor. Solo el amor nos redime al fin.
Violet
Violet
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