sábado, 22 de marzo de 2014

Reseña de " Las armas y las Letras" de Andres Trapiello.

LAS ARMAS Y LAS LETRAS

Después de  reiterarse este título en las recomendaciones de amigos con los que comparto gustos literarios; saber, que fue la primera edición de este libro la que ayudo a resucitar literariamente al autor Chaves Nogales, fue quizá la razón más determinante para decidirme a leerlo. Casualmente, unos días después de comprarlo tuve la oportunidad de conocer a su autor, Andres Trapiello, en un encuentro literario en el Café Gijón organizado por Sanchez Dragó. Su genuina humildad, su erudición y su sentido del humor me conquistaron. Recomiendo especialmente la lectura de su blog: “Hemeroflexia”.

La obra es un manual de la literatura concebida durante y sobre la guerra civil española. Un momento histórico terrible, sin embargo una época dorada en cuanto a la coexistencia de un alto número de intelectuales y escritores ilustres. La generación del 98, la del 14 y la del 27, entre muchos otros artistas incatalogables, vivieron de distinta manera y desde distintas posiciones la sublevación de los rebeldes y el estallido de la guerra civil. Muchas de las posiciones de los protagonistas de la obra vinieron determinadas por el lugar en que les sorprendió la guerra. Otros muchos fueron utilizados como voceros y herramientas de propaganda por ambos bandos.

Trapiello realza la valía , y sobre todo la valentía , de los que representaron esa “tercera España”.  Esa que encarnaba una tercera vía entre el fascismo y el comunismo, entre la reacción y la revolución. Liberal y moderada, no sometida a los extremismos. Todos los  escritores que pueden incluirse en este epígrafe, fueron denostados y perseguidos por ambos bandos. Doblemente castigados por las masas sedientas de sangre y fuego, e incapaces de empuñar las armas, lucharon y se defendieron con sus letras. La mayoría de ellos optaron por el exilio y los que se quedaron se vieron constreñidos a  un “exilio interior” igualmente aniquilador.

Tampoco oculta el autor de este ensayo (aunque es dudosa la calificación de esta obra como tal) la admiración y el respeto que le causan personajes como Unamuno, Azaña, Antonio Machado, Juan Ramon Jimenez o Morla Lynch. El capítulo dedicado a Unamuno, recoge el célebre incidente en el paraninfo de la Universidad de Salamanca con Milan Astray y su inolvidable “Venceréis pero no convenceréis”.  

La descripción de Azaña, a mi parecer, sin disentir en cuanto a su valía intelectual quizá se quede algo corta en cuanto a su responsabilidad  en los lamentables hechos que precedieron a la caída de la república y el levantamiento militar. 

Entrañable es la historia del trágico final de Antonio Machado y el viaje que realiza su hermano Manuel hasta Colliure, para llorar doblemente a su hermano y a su madre que moriría solo días después de fallecer Antonio.

La otra cara de la moneda la representan Alberti, Teresa Leon, Cela, Gimenez Caballero o Pablo Neruda , entre otros personajes, a los que resulta imposible ver con los mismos ojos tras leer las anécdotas recogidas en el libro y que ponen de manifiesto ( asumiendo que tales historias sean ciertas) su mezquindad e impostura durante la guerra civil.

Muy interesante el capítulo dedicado a los escritores que el camino del exilio condujo hasta Paris, ciudad que acogió a Pio Baroja, Ortega y Gasset, Gregorio Marañon, Menendez Pidal y Perez Ayala entre otros muchos ilustres españoles. Es de un interés histórico importante la ambigüedad política de estos intelectuales que, a pesar de representar el máximo exponente de los valores liberales y haber sido defensores de la llegada de la república, llegaron a manifestar su simpatía por el General Franco ( curioso es el dato que muchos de ellos tenían algún hijo luchando con el bando nacional.); no sabemos si debido a un cobarde oportunismo o a un sincero convencimiento de que en dicho momento un régimen militar era la única salvación para una España convulsa y maltrecha tras los nefastos últimos años de la república. Quizá la respuesta este en el discurso de Ortega en la opera de Madrid en el 31 y su famosa afirmación " No es eso, no eso" en clara alusión al declive republicano.  

El libro no escatima en datos, desempolva la obra de cientos de autores que cayeron injustamente en el olvido, como Clara Campoamor o Chaves Nogales y un largo etcétera. En una época en las que los ideales extremos y la política intentaron acallar la fuerza y la belleza de la poesía pura, este manual nos recuerda que el arte como expresión del espíritu es inexpugnable. 

Retumban en mis oídos las palabras de Machado, que sintetizan magistralmente el pensamiento de los que han sido encumbrados como vencedores morales de aquella guerra fratricida:

“Quizá, después de todo, nunca aprendimos a hacer la guerra. Además carecíamos de armamento. Pero no hay que juzgar a los españoles demasiado duramente. Esto es el final; cualquier día caerá Barcelona. Para los estrategas, para los políticos, para los historiadores todo está claro: hemos perdido la guerra. Pero humanamente, no estoy tan seguro….Quizá la hemos ganado”.

Si en el colegio nos enseñaran a estudiar la historia de la literatura de la forma en la que nos la presenta Andres Trapiello, quizá resurgiría el amor a las letras en un país que parece no valorar su inestimable patrimonio cultural y literario. “Somos” en gran medida por lo que “fuimos”, por eso es fundamental conocer nuestra historia y disfrutar de nuestra literatura. 

Violeta


viernes, 14 de marzo de 2014

Mis poemas preferidos X:" La vida sencilla" de Octavio Paz



Llamar al pan y que aparezca 
sobre el mantel el pan de cada día; 
darle al sudor lo suyo y darle al sueño 
y al breve paraíso y al infierno 
y al cuerpo y al minuto lo que piden; 
reír como el mar ríe, el viento ríe, 
sin que la risa suene a vidrios rotos; 
beber y en la embriaguez asir la vida, 
bailar el baile sin perder el paso, 
tocar la mano de un desconocido 
en un día de piedra y agonía 
y que esa mano tenga la firmeza 
que no tuvo la mano del amigo; 
probar la soledad sin que el vinagre 
haga torcer mi boca, ni repita 
mis muecas el espejo, ni el silencio 
se erice con los dientes que rechinan: 
estas cuatro paredes , papel,yeso, 
alfombra rala y foco amarillento
no son aún el prometido infierno; 
que no me duela más aquel deseo, 
helado por el miedo, llaga fría, 
quemadura de labios no besados: 
el agua clara nunca se detiene 
y hay frutas que se caen de maduras; 
saber partir el pan y repartirlo, 
el pan de una verdad común a todos, 
verdad de pan que a todos nos sustenta, 
por cuya levadura soy un hombre, 
un semejante entre mis semejantes; 
pelear por la vida de los vivos, 
dar la vida a los vivos, a la vida, 
y enterrar a los muertos y olvidarlos 
como la tierra los olvida: en frutos... 
Y que a la hora de mi muerte logre 
morir como los hombres y me alcance 
el perdón y la vida perdurable 
del polvo, de los frutos y del polvo.


Octavio Paz




lunes, 10 de marzo de 2014

“La caza del carnero salvaje” , Haruki Murakami



He leído poco a Murakami. Por ahora. Después de una pequeña decepción con Tokio Blues agradezco la oportunidad de retomar este escritor que me ha ofrecido el Club de Lectura de La Vaquería. Me ha sorprendido y devuelto las ganas de ahondar en un autor de indudable éxito (de crítica y público, como se suele decir) en nuestro globalizado entorno.

La Caza del Carnero Salvaje (1982), es una de las primeras novelas de Haruki Murakami, , la que le dio fama y le permitió continuar su faceta de escritor, publicada en castellano en 1992, y cuya secuela Baila, baila, baila de 1988 nos volverá a introducir en ese universo de espejos, carneros “mágicos”, gatos, orejas abrumadoras, hoteles decadentes y cigarrillos.

Narrado en primera persona por un publicista tokiota recién divorciado, casi en la treintena y con una vida bastante anodina que irá cambiando al presentarse ante él una serie de hechos insólitos. Conoce a una mujer, modelo de orejas y prostituta ocasional, que ejerce en él una fascinación extraordinaria a través de  su excepcional atributo: unas orejas absolutamente perfectas. A la vez recibe cartas de un antiguo amigo, que recientemente ha desaparecido de Tokio sin dejar rastro. En una de esas cartas, le pide que incluya una foto de unos carneros que adjunta en alguno de sus trabajos y como consecuencia despertará el interés de una potente organización que le fuerza a buscar un  carnero “especial” bajo amenaza de arruinar su agencia y su vida.  A partir de esto, se suceden una serie de extraños acontecimientos que llevan al protagonista a un viaje, real y metafórico, donde entre los misteriosos efectos que produce el carnero, descubre cosas de los que le rodean y, sobre todo, de sí mismo.

Un toque irreal, común en algunos libros de Murkami, nos hace pensar por momentos en Kafka o en el realismo mágico, sin tener mucho en común objetivamente.  Ciertamente, la historia, con tintes detectivescos y mágicos, es bastante improbable, pero eso no es lo importante. Lo que se teje en torno a los personajes, sus sentimientos, sus certezas y sus dudas, son reales, tan naturales como los fragmentos de la vida de cualquiera. Esa cotidianidad unida a una presencia de lo sobrenatural es lo que le da un aire mágico, esos pequeños momentos que nos hacen identificarnos porque también los hemos vivido. Perder a alguien, encontrarlo, volverlo a perder. Hacer un viaje, regresar. Sentirnos atados, ser libres.
Muy interesantes y sugestivas algunas ideas que sobrevuelan la novela. Por una parte, me toca de cerca esa sensación triste y apática de la pérdida de la juventud, de lo perdido que no regresará unido a una falta de confianza en la realidad cotidiana, en la que el protagonista parece ajeno e indiferente a todo lo que le rodea, como un espectador de su propia vida. Por otra parte, encuentro especialmente seductora la reflexión sobre esa fina línea que distingue lo mágico y lo intuitivo, la certeza de lo improbable.


Creo que uno de los grandes hallazgos de este libro está en el uso de la imagen. A pesar de su peculiar falta de realismo, resulta una obra muy cinematográfica, en el que el poder de la imagen toma un protagonismo muy acusado con algunos momentos de gran intensidad visual. Dicho esto, no parece casual que, tanto el encuentro con la modelo de orejas, como el conocimiento del carnero que desencadena la trama, tienen lugar a través de sendas fotografías. A veces, un instante captado por la cámara fotográfica, registra cierto misterio de la vida, esa aparición irrepetible a la que Walter Benjamin se refirió en variadas ocasiones. 


Murakami es el más visible y acreditado representante de la nueva literatura japonesa, cuyo espíritu quiere trascender la simple contemplación de la realidad para sumergirse en un universo personal que, además, conecta muy bien con el lector occidental. Durante las primeras cien páginas no sabes muy bien a dónde quiere llegar pero aumenta en interés y cobra sentido según se avanza en la trama. Mientras, nos va dejando un poso de melancolía y existencialismo íntimo, acompañado de un siempre necesario sentido del humor derivado mayoritariamente del absurdo. Un escritor al que volveré seguro. 

Elena C.

miércoles, 5 de marzo de 2014

Reunión 4 de Marzo del Club

Ayer  nos reunimos y aunque éramos pocas las asistentes, fue una reunión muy agradable. Nos juntamos para hablar sobre  Murakami tras haber leído " la caza del carnero salvaje" ( en breve subo la reseña). Yo, que no soy particularmente adepta a Murakami porque despierta mis inexistentes  instintos suicidas, debo reconocer que este libro me ha gustado. No tanto como para hacer la reseña ( se lo he encomendado a alguien que lo hara seguro mejor), pero me ha dado mala conciencia haber boicoteado su elección como lectura durante este tiempo en el club.

Elena, nuestra guía en los sábados de arte, se ha incorporado al Club y ha resultado todo un fichaje.

Dejo aquí las fotos y anunció la próxima reunión para el día 27 de Marzo, en la que tendremos la suerte de contar con la asistencia de Fernando Sánchez Dragó.  Próxima lectura consecuentemente sera  " El viaje al corazón", obra del citado autor. 

Au revoir !


martes, 4 de marzo de 2014

Mi plan de hoy....

http://www.fundacionmapfre.org/fundacion/es_es/cultura-historia/conferencias/conferencia-historia-literatura.jsp


sábado, 1 de marzo de 2014

viernes, 28 de febrero de 2014

Mis poemas preferidos IX.... ¿ Seras amor?

¿Serás, amor...
¿Serás, amor
un largo adiós que no se acaba?
Vivir, desde el principio, es separarse.
En el mismo encuentro
con la luz, con los labios,
el corazón percibe la congoja
de tener que estar ciego y sólo un día.
Amor es el retraso milagroso
de su término mismo:
es prolongar el hecho mágico
de que uno y uno sean dos, en contra
de la primer condena de la vida.
Con los besos,
con la pena y el pecho se conquistan,
en afanosas lides, entre gozos
parecidos a juegos,
días, tierras, espacios fabulosos,
a la gran disyunción que está esperando,
hermana de la muerte o muerte misma.
Cada beso perfecto aparta el tiempo,
le echa hacia atrás, ensancha el mundo breve
donde puede besarse todavía.
Ni en el lugar, ni en el hallazgo
tiene el amor su cima:
es en la resistencia a separarse
en donde se le siente,
desnudo altísimo, temblando.
Y la separación no es el momento
cuando brazos, o voces,
se despiden con señas materiales.
Es de antes, de después.
Si se estrechan las manos, si se abraza,
nunca es para apartarse,
es porque el alma ciegamente siente
que la forma posible de estar juntos
es una despedida larga, clara
y que lo más seguro es el adiós.

Pedro Salinas ( Razon de amor)






domingo, 23 de febrero de 2014

" Los hijos del Monzon" de David Jimenez

Quizá este no sea un libro para aquellos que prefieren vivir de espaldas a la realidad; tampoco para aquellos a los que a pesar de tener todas las herramientas para vivir más que dignamente encuentran siempre razones y motivos para maldecir su suerte. O quizá este libro esté justamente concebido para ellos.

Los hijos del Monzon es la opera prima de David Jimenez, corresponsal del periódico El Mundo en Asia . He publicado recientemente una reseña sobre su último libro de viajes " el lugar mas feliz del mundo”; me resultó tan enriquecedora su lectura que no dudé en hacerme con este  libro, que es ya un éxito internacional y que ha sido justamente alabado y premiado por la critica. No encuentro muchas diferencias en el estilo de ambas obras. El periodista sigue dando a conocer, sin sensiblerías baratas,  los dramas y las miserias que viven las gentes de aquellos países que no importan.

Conocemos a través de sus crónicas la historia de diez niños distintos. Historias conmovedoras a pesar de su crudeza. La historia de Vothy, una niña camboyana enferma de VIH, que inunda con su alegría el centro donde los contagiados esperan la llegada de la muerte. O la de Reneboy en la "tierra prometida”, eufemismo con el que se conoce al barrio vertedero donde  miles de personas en Manila viven "entre y de" la basura. Los niños de las alcantarillas de Ulan Bator en Mongolia. Yeshe, el niño monje tibetano que anhela reunirse con el Dalai Lama esperando escapar de un Tibet que está siendo destruido por China, sometiendo a los monjes budistas a torturas, encarcelamientos y al peor de los castigos poner en peligro su compasión hacia los chinos.

Escondida entre las historias se encuentra  la entrevista que el propio periodista hizo al Dalai Lama en Dharamsala. Su impresión sobre el líder espiritual queda resumida magistralmente  en este párrafo: " La vida le ha enseñado que los enemigos son siempre demasiados como para poder vencerlos a todos y que es mejor vencer al odio que nos hace crear a esos enemigos, pues solo así se puede asegurar la victoria".

Las historias recorren un continente acostumbrado a la tragedia como parte inevitable de la existencia, donde sus gentes sacrifican la individualidad por un supuesto bienestar colectivo.  Esta capacidad de sacrificio, genuina de los asiáticos, ha sido una y otra vez aprovechada por tiranos egomaniacos y sádicos que se han enriquecido y perpetuado en el poder a costa de aniquilar literal y figurativamente a sus pueblos. 

Hay un antes y un después de conocer estas historias. Esta realidad, repleta de amarga injusticia, no parece importar en occidente. Aquí, donde subestimamos los valores democráticos conquistados por nuestros predecesores y con los que hemos tenido la suerte de nacer. Hago un ejercicio mental e imagino que distinta seria mi suerte al haber nacido mujer en el Afganistán de los talibanes.

Encuentro fascinante la idea del retorno , elemento omnipresente en la obra de David Jimenez. El periodista vuelve a todos esos países y busca años después a todos esos niños a los que ha dado voz, quizá con el ánimo de luchar contra el cinismo que se incrusta en uno al lidiar día a día con el horror, con el desastre natural y la guerra. Anhela, con una conmovedora inocencia, encontrar a su vuelta que las heroínas de sus relatos tuvieron un final feliz.

A pesar de todo el horror el autor nos infunde algo de optimismo ya que allá donde ha visto al hombre capaz de lo peor lo ha visto también capaz de lo mejor.  No somos tan distintos los unos de los otros. El mayor de los peligros al que todos nos enfrentamos sigue siendo para todos igual : el peligro de perder la compasión.










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