El Desayuno
Me gustas cuando dices
tonterías,
cuando metes la pata, cuando
mientes,
cuando te vas de compras con tu
madre
y llego tarde al cine por tu
culpa.
Me gustas más cuando es mi
cumpleaños
y me cubres de besos y de
tartas,
o cuando eres feliz y se te
nota,
o cuando eres genial con una
frase
que lo resume todo, o cuando
ríes
(tu risa es una ducha en el
infierno),
o cuando me perdonas un olvido.
Pero aún me gustas más, tanto
que casi
no puedo resistir lo que me
gustas,
cuando, llena de vida, te
despiertas
y lo primero que haces es
decirme:
«Tengo un hambre feroz esta
mañana.
Voy a empezar contigo el
desayuno».
Luis Alberto de Cuenca
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